LA SALUD DE NUESTROS GATOS
Artículo de Rosa Aguilera - Terapeuta felina
El uso del refuerzo positivo con el transportín es esencial para que lo reconozcan como parte de su territorio.
La salud física, mental y/o emocional, es uno de los temas que más nos conciernen como compañeras de vida que somos de nuestros amados gatos. Por este motivo, la observación y la prevención a tiempo de cualquier anomalía resulta mucho más efectivo que sanarlo.
Como os podréis imaginar, la alimentación es uno de los factores más importante en la vida de nuestros animales, igual que en la nuestra. Esta puede ser nuestra mejor aliada, o por el contrario, ser la fuente de algunas afecciones futuras que pueda tener nuestro gato.
Para entender mejor cómo abordar su alimentación, es bueno investigar un poco sobre la vida de estos pequeños felinos en su hábitat natural y por qué no, a sus orígenes. Los gatos que ahora conocemos como domésticos, son descendientes del gato montés. Esta especie suele habitar en el desierto, donde el agua escasea, por lo tanto, su fuente de hidratación la obtienen de las presas que cazan. También lo hacen los gatos “domésticos” que también viven en su hábitat natural que son los poblados, y que se alimentan de roedores, pequeños mamíferos, insectos o pequeños reptiles, entre otros. Con estos datos, podemos observar que los gatos son de orígen 100% carnívoros.
Eso nos lleva a preguntarnos… ¿Comen bien nuestros gatos en su día a día? La mayoría de los felinos domésticos comen pienso, croquetas secas. El pienso es comida ultra procesada y que a menudo se mezcla con cereales como el trigo, el arroz o la soja, así como con aceites refinados, subproductos, guisantes, patata o harinas de todo tipo.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los gatos son “neofobicos”, es decir, les cuestan mucho cualquier tipo de cambios en sus rutinas, y esto incluye la alimentación. Así pues, si tenéis intención de introducir una nueva alimentación, os recomendamos hablar con veterinarias nutricionistas ya que estas os pueden acompañar en la transición, siempre desde la paciencia y la implicación. En caso que decidáis darles comida seca, (siempre lo podéis intentar) también recomendamos que busquéis, (si es posible), el pienso más natural, proporcionándoles comida húmeda de calidad, y que siempre lo dejéis a libre disposición la comida seca. Así de esta manera el gato no desarrollará "ansiedad por la comida". También es recomendable dejar la comida a varios lugares de la casa, así comerán muchas veces al día pero poca cantidad, porque su sistema digestivo está preparado para esto. Cuando no tienen problemas emocionales y a disponibilidad, comen poca cantidad y múltiples veces.
Si requerís nuestra ayuda en el área de nutrición, contamos con una sección donde abordamos el tema de manera más detallada. Si necesitáis ayuda, no dudéis en poneros en contacto con nuestra compañera Sara, quien es terapeuta felina y nutricionista de gatos y perros.
Orinar o defecar fuera de su arenero
Un posible síntoma de enfermedad o malestar que se suele manifestar en los gatos indoor es el hecho de que orinen fuera de su arenero. Esta acción puede denotar una afección física como dolor o malestar, o bien que se puede tratar de un problema emocional que deriva en síntomas de estrés, inseguridad o miedo. En estos casos hacen sus necesidades en zonas blandas como: camas, sofás, mantas, ropa, etc. O bien cerca del arenero o en superficies como a ducha, el fregadero la pica. También pueden orinar de forma “spray” en puertas, muebles, paredes e incluso personas. Este hecho es más propio de gatos no esterilizados que marcan para comunicarse entre ellos. Aun así, cuando los gatos de interior siguen marcando, es por un estrés territorial que demuestra que no están cómodos. Ante esta situación es conveniente por encima de todo, entender el origen de este comportamiento y no castigarlo con repelentes o ansiolíticos, ya que esto puede alterar más su comportamiento.
Antes de llevar estos casos a consulta, asegúrate que el problema no sea físico (infección de orina, cistitis o cristales) ya que en este caso, la solución es tratar la parte física, y descubrir si ha podido somatizarlo, y aquí sí que deberíamos averiguar y trabajar sus emociones.
En el caso que vuestro gato defeque fuera de su arenero, se puede deber a problemas digestivos que suelen manifestarse en diarrea o también sangre. Si eso ocurre, debéis acudir al veterinario con una muestra de las heces, con tal de descartar que no haya parásitos, alergia o alguna intolerancia alimentaria.
Otros factores físicos pueden ser los problemas de movilidad, ya sea por enfermedad o bien porque se trata de gatos seniles o de edad avanzada. También puede deberse a un dolor en las patas, las columnas, la cadera, el colon o el esfínter al hacer sus necesidades.
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Sin embargo, también podría tratarse de problemas emocionales derivados en síntomas de estrés, ya sea por inseguridad en su entorno debido a otros animales o las personas.
Por todos estos motivos, es importante no ser autoritarios con nuestros compañeros, ni tampoco regañarlos, ni castigarlos porque seguramente ellos también lo estarán pasando mal. Y por ello necesitan acompañamiento y soporte.
Salidas al veterinario
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Cuando advertimos una posible anomalía en la salud física de nuestro gato, debemos acudir al veterinario. Esta actividad puede presentarse como una odisea para muchos de nosotros y sobretodo, para nuestros compañeros felinos. El hecho de alejarlo de su territorio, su zona de confort, para visitar un espacio que a muchos les resulta hostil, porque no es el suyo, puede provocarles muchísimo estrés. Por esta razón, para minimizar esta situación, es recomendable tomar las siguientes precauciones:
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Debemos intentar que el gato vea el transportín que se va usar para llevarlo como un objeto y parte de su territorio. De esta manera se va a sentir mucho más dispuesto a introducirse en él. Además, es idóneo procurar que este sea lo más cómodo posible. ​(Si tiene mucho miedo podemos sacar la parte superior del transportín y empezar progresivamente). Desde Terapia de gatos, siempre recomendamos transportines rígidos y seguros.
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Usar el refuerzo positivo como la buena comida o los juegos con tal de hacer más llevadera la entrada en el transportín.
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Durante el traslado, podéis cortar el contacto visual con una toalla o mantita con tal de no tener estímulos negativos.
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Desaconsejamos agarrar el transportín por el asa porque se puede desprender, lo mejor es rodearlo entre los brazos.
Regreso del veterinario
​Es importante tener en cuenta el regreso si hay más gatos en casa. El motivo es porque si han sido muy manipulados, les quedarán impregnados los olores y feromonas de alarma, esta última (una sustancia química que desprenden los gatos entre ellos, y se comunican el miedo).
De esta manera evitaremos que no se reconozcan y puedan llegar a pelearse por ese motivo.
Os recordamos que, lo ideal es dejarlo en un lugar tranquilo, que se acicale hasta recobrar su olor, o bien, presentarles de entrada con transportín a ver cómo reaccionan los otros gatos de casa
Detalles a tener en cuenta
​Por último, es necesario señalar algunos pequeños indicios que, en un principio, nos pueden pasar desapercibidos, pero que si los tenemos en cuenta nos pueden ser de gran ayuda.
El estado del pelaje del gato es una gran fuente de información, si nuestro amigo lo tiene sano y vemos que se lo acicala a menudo, es una buena señal, de lo contrario, es un indicativo de que algo va mal. Tampoco es recomendable bañarlos a no ser que este lo disfrute.
Los ojos también son el espejo del alma, o en este caso, de su bienestar. Es importante que tengan los ojos limpios y que no les lloren o se le irriten. Por último, si sus orejas están erguidas, es que está sano, en cambio, si ves que se rasca mucho, puede ser un signo de infección.
​Resumiendo:
Así pues, llegamos a la conclusión que llevar a nuestro gato al veterinario es esencial para resolver cualquier problema físico, pero siempre es mejor prevenir que curar. Una buena alimentación, un entorno seguro y enriquecido y ningún tipo de presión o estrés, son ingredientes esenciales para evitar que nuestro compañero de vida caiga enfermo. Lo más normal, es que nuestro gato esté sano y se sienta feliz, cuando observamos que algo en su comportamiento se altera, tenemos que identificar qué es lo que no está funcionando.
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